martes, 25 de enero de 2011

La herencia hispana en el Limarí


Cuando ya se han cumplido más de cinco siglos de la llegada de Colón a nuestra América, conviene repensar en el hondo significado de este acontecimiento, decisivo para la conformación de las naciones americanas del Sur.

Particularmente, en lo que toca a nuestro país y específicamente a la región de Coquimbo, se han ido afincando en el imaginario colectivo, mitos en torno a nuestro componente hispano, que conviene aclarar para nuestra sanidad identitaria.

En la actualidad, la profusión informativa y el alcance generalizado que tiene ésta por la influencia de la televisión e internet, han producido una percepción revisionista y contestataria de la influencia hispana en nuestro suelo.

La masa permeada por un afán iconoclasta impulsado por los medios, no logra digerir bien una problemática que es compleja y contradictoria en su origen, la cual debe ser examinada desde la perspectiva correcta: la época y filosofía que en el siglo XVI impulsó la conquista, no para justificarla, pero sí para entenderla.

Hemos constatado, como de generalizado está el pensamiento, que los conquistadores venidos a nuestro país, eran personas deleznables, pertenecientes a la estirpe carcelaria de España, traídos obligadamente a la aventura de Colón. La verdad, es que los venidos con don Cristóforo no fueron los mismos que se aventuraron al valle de Chile. Hubo un lapso de 49 años entre ambos acontecimientos, y naturalmente los que llegaron a San Salvador en 1492, no tuvieron mucho que ver con la conquista de Chile de 1541. De cualquier modo, tampoco al decir esto estamos avalando la afirmación de que la tripulación de Colón fueron presos de las cárceles, sobre todo cuando ahora último se afirma que éstos fueron mayoritariamente sefardíes, los que así obtuvieron una salida encubierta por el genovés, supuestamente de igual origen étnico. Recordemos que los reyes católicos habían determinaron la expulsión de los judíos de la península ibérica este mismo año de 1492.

Los conquistadores venidos con Valdivia en 1541, eran en un 80% hidalgos de antigua prosapia guerrera extremeña. Paradójicamente, no serán éstos en general, los que van a constituirse en la simiente fundacional de nuestra región, siendo otros inmigrantes hispanos, venidos a posteriori del cruento período inicial de 1551 a 1600, quiénes efectivamente extenderán su progenie en el antiguo Corregimiento de Coquimbo y en los valles limarinos.

La segunda inmigración hispana y posteriores, ya no vinieron con la avidez encegadora del oro, fueron en realidad colonizadores, quiénes en forma pacífica y conciliadora, formaron la base agnaticia que conforma nuestro ancestro, donde naturalmente también se incluye los genes indoamericanos propios de nuestros pueblos originarios.

Así, el fundador de los Barraza don Juan, tuvo el cargo de Protector de indígenas del valle de Elqui y su hijo, el capitán Antonio Barraza Crespo, llegado el año 1638 a las tierras que después llevarán su nombre, se destacó por su afán altruista, respetuoso de habitante originario y un hombre visionario por la introducción del primer molino de trigo en el sector. La herencia de este defensor acérrimo de sus tierras aún beneficia a los habitantes del lugar, específicamente a los participantes de la Comunidad de altos .

También el malagüeño capitán Diego Pizarro del Pozo, fundador de esta familia en el Limarí y llegado a la capitanía general de Chile en 1608, fue un hombro probo, generoso y visionario. Sus conocimientos de viticultura introdujo grandes mejoras a esta actividad en el Limarí Bajo, y su extensa descendencia constituye un ancestro básico en la composición de la gran mayoría de familias de este Valle.

Por su parte el teniente Lope de Araya, dueño de la estancia de Punitaqui y fundador de esta familia en Limarí, nieto del madrileño Lope de Erazo llegado a La Serena en 1590, inicia el mestizaje legalmente constituido al contraer matrimonio con Antonia Chacana Inguilla, indígena libre, en Barraza el año 1670. Sus descendientes fueron dueños de la hacienda Las Damas por más de dos siglos.

Casos similares los encontramos en el extremeño Vasco Hernández Godínez, fundador de la familia Galleguillos de Pachingo, y vecino de La Serena desde 1670; Sebastián Pérez de Carvajal, también extremeño, fundador de los Carvajal en el Limarí Bajo, donde sus tierras fueron llamadas el Valle de los Carvajales, que es correspondiente a la actual Comunidad de Peñablanca, fallecido el año 1643. También, es el caso de los capitanes Lucas de Santander y Agustín Salfate, llegados a Huamalata en 1658 y 1680, progenitores de estas tradicionales familias de Peñablanca y La Chimba , respectivamente.

A finales del siglo XVII, arriban Basilio de Egaña y Antonio Contador Ponce de León, iniciadores de estas familias en la región. También esta fecha fundan familias Pedro de Urquieta, Felipe de Elgueta y Juan de Huerta. Más adelante lo harán Francisco de Rivera Peñafiel , los franceses Marino Gerard de Puentes, Dionisio de La Fert y Francisco Malebranne y los italianos Francisco Casanova, Francisco de Perina y Quintavalle, fundadores de las familias hoy nombradas Peñafiel, Jeraldo, Lafferte, Malebrán, Casanova y Perines, respectivamente. Entre muchas otras que sería muy largo expresar.

Toda esta gente, extendió su descendencia ampliamente, la que en su mayoría derivó a las clases media y baja de nuestros valles. A ellos les debemos el apellido, la cultura y la fe. No fueron diezmadores de la población indígena, la gran mayoría no tuvo encomiendas sólo indígenas de servicio, quiénes recibían sueldos por sus labores de pastor, labrador o peón minero.

Por ser nuestros antiguos abuelos, les debemos respeto y no es justo que abominemos de los mismos, esto no significa que neguemos nuestro ancestro indígena, también nuestras abuelas, que nos legaron el color de la piel y su sabiduría. En definitiva, componentes mixtos que formaron nuestra identidad de limarinos.

domingo, 29 de abril de 2007

LA FAMILIA PIZARRO DEL POZO

ORIGEN:

El progenitor de esta familia limarina, capitán D. Diego Pizarro del Pozo y Clavijo, viene a Chile el año 1605 como paje de guerra del capitán D. Pedro de Olivares y Rico Yelmo. Creemos debió de participar con éste en campañas realizadas en la zona de la frontera. Posteriormente se establecerá en la ciudad de La Serena donde contraerá matrimonio con la dama criolla Da Ana de Gamboa y Astudillo, de quien tendrá extensa descendencia sita a lo largo y ancho del valle del Lirnarí. Provenía de la Villa de Coin, en Málaga, Reinos de España, donde su familia poseía hacienda con viñas y casas.

Los Pizarro de Málaga tenían su origen en D. Diego Pizarro. Natural de Trujillo, quien pasara a Málaga alrededor del año 1560. Un nieto del anterior, don Blas Pizarro del Pozo y Clavijo, ganará ejecutoria en la Real Chancillería de Granada, probando la ascendencia de su abuelo de la antigua casa de Trujillo, (1).
La Casa de Trujillo, solar tradicional de la familia de los Pizarro de Extremadura, tiene un origen remotísimo. Miembros de esta familia se encuentran entre los ganadores que poblaron las ciudades de Trujillo y Cáceres, año de 1329, donde entronizaron por derecho propio su escudo de Armas, (2).
La familia Pizarro del Pozo, en su rama chilena, radicará fundamentalmente en la zona del Curato de Limarí Bajo, donde relacionará con principales familias del sector. Los Pizarro del Pozo fueron propietarios de diversas estancias y haciendas, como La Chimba y Potrerillos; El Altar, Las Damas y Urituguasi. Igualmente tuvieron tierras en La Calera, La Cebada, Socos y Las Salinas; todas ellas ubicadas en el Curato antes dicho. Asimismo poseyeron tierras en Guatulame y Carén, además de otras menores sitas en el Curato de Sotaquí.

Correspondiente a su poderío económico y clase social, los Pizarro de Limarí fueron designados y ocuparon importantes cargos dentro del Cabildo de La Serena, hecho acontecido durante los dos últimos siglos coloniales, XVII y XVIII.

FILIACION EN ESPAÑA

1. DON DIEGO PIZARRO, natural de Trujillo, quien pasara a la ciudad de Málaga alrededor del año 1560. Casó allí con Da Mencía del Pozo y Cinta, hija legítima de D. Cristóbal Ruiz del Pozo. D. Diego el año de 1576 impone un censo en la dicha ciudad, a una hacienda con viñas y casas que poseía en la Villa de Coin, Málaga, en compañía de Da Mencía su mujer, (3). De esta unión derivó el hijo siguiente:

11. DON FRANCISCO PIZARRO DEL POZO, casado en la iglesia parroquial del Sagrario de Málaga, en fecha de 12 de noViembre de 1580, con Da Cristobalina Clavijo, hija legítima de Antonio Gálvez, vecinos naturales de la dicha ciudad. Fueron testigos presentes, el Bachiller Francisco Baltanel, el Bachiller Juan Martínez, clérigos, y el licenciado Cárdenas y otros muchos, (4). Hubo succ.:

HIJOS:
1. D. Blas Pizarro del Pozo y Clavijo, bautizado en la dicha parroquia del Sagrario, en Málaga, en fecha de 13 de febrero de 1582. Fueron padrinos el licenciado Diego Fernández Romero y su hermana Magdalena, (5). Fue Regidor perpetuo de la ciudad de Málaga, litigando su nobleza en la Real Cancillería de Granada, donde obtuvo real carta ejecutoria. Fue casado en dos oportunidades Con Da Ma Bueso de Aguilera, y en segundas nupcias con Di Isabel de Panyagua, (6). Tuvo succ. radicada en España;
2. D. Luis Pizarro del Pozo y Clavijo, quien fuera casado en Málaga con Da Inés Fernández de Lara, con succ. (7);
3. El capitán D. Diego Pizarro del Pozo y Clavijo, que sigue en III;
4. D. Francisco Pizarro del Pozo y Clavijo, nombrado al igual que sus hermanos, en testamento efectuado por D. Diego, fechado en La Serena en 20 VIII 1614, (8).

FILIACION EN CHILE:

III. EL CAPITAN DON DIEGO PIZARRO DEL POZO Y CLAVIJO, quien fuera bautizado en la iglesia parroquial del Sagrario de Málaga, en 15 de noviembre de 1586, por el Sr. Bachiller Melchor de Salinas, Arcipreste de esta Sta. iglesia de Málaga. Compadres fueron, el Regidor Juan María Méndez y Da Juana Ramírez su mujer. Testificaron, Cristóbal Ruiz y Juan Álvarez, (9). Sale hacia Chile el año de 1604, formando parte de la expedición de socorro solicitada por el entonces Gobernador de la Capitanía General de Chile Alonso García Ramón, Formó parte de la compañía del capitán D. Pedro de Olivares Rico Yelmo, debiendo de haber participado en acciones bélicas en la zona de la frontera, las que son descritas en detalle por éste, al testificar frente a D. Alonso González de Nájera, (11). De sus cargos, se conoce el de Teniente General de Corregidor y Justicia Mayor de la ciudad de La Serena, año de 1638. Oficial Real el año de 1646. Fue dueño de casas principales frente al convento de La Merced, en 1618. Propietario de la estancia de Espíritu Santo, que lindaba con tierras de D. Jerónimo Pastene de Ribera en 1638; de las estancias de El Arrayán, Tres Cruces, Socos, Las Salinas, además de otras propiedades menores. Testa dos veces, soltero en 1614, ante Juan Bautista de Campos, en La Serena; y ya casado en igual lugar, en 1643 ante Fernando de Aguirre. Fue casado con Da Ana de Gamboa y Astudillo, la que era hija legítima del alférez D. Miguel de Astudillo y de Da María de Gamboa. Falleció en 1643, siendo sepultado en la capilla de Nuestra Sra. de la Limpia Concepción, iglesia del convento de San Francisco de la ciudad de La Serena.

viernes, 20 de abril de 2007

La gran familia Limarina

Los años de investigación que hemos realizado en la bùsqueda de las raìces limarinas, nos han ido convenciendo cada vez màs-por la importancia que reconocemos en sus linajes originarios- la necesidad de difundir este conocimiento para beneficio de todos aquellos que reconozcan su origen limarino.
De esta forma en su momento, dimos a conocer parte de esta historia en nuestras obras iniciales : Familias Fundadoras del Limarí; Formaciòn de la Sociedad Ovallina; El Valle del Limarì y sus Pueblos; y La Villa San Antonio del Mar, Barraza".
Aùn asì, creemos falta mucho para que el gran pùblico se entere de su verdadero origen.
Es la intenciòn que colocamos en este blog: Contactar con el pasado familiar que nos pertenece, reconocer nuestras ràices sin exclusiones, sin etnocentrismos y desde ahì valorar la identidad que nos fue heredada.